Durante la segunda semana de agosto, como "break" a mi arduo proceso de preparación para dar el TOEFL, salí de vacaciones y me fui a Cajamarca. Todo estuvo muy bien, excepto por dos cosas; el viaje de ida y el viaje de regreso. Como no tengo suficiente dinero para ir en avión, tuve que ir en bus, con los inconvenientes que todos sabemos, sólo que esta vez traté algo nuevo: ir en primera clase. Supuse que esos amplios y super reclinables asientos de cuero me ayudarían a coger algo de sueño. Bueno pues no, para nada. Es cierto que es más cómodo, pero fue igual. Me la pasé toda la noche chateando con el celular y con la laptop (¡¡¡si, Cruz del Sur tiene wi-fi, mientras haya señal de Claro!!!) y maldiciendo al equipo de aire acondicionado que se encendía y apagaba aleatoriamente exactamente detrás de mi oreja derecha, como una refri malograda.
El viaje de regreso fue peor, no conseguí asientos en primera, así que tuve que regresar a mi triste realidad de servicio "imperial", que para colmo terminé sentado en el asiento A1 (o sea "panorámico", primera fila y primero en morir en caso de choque), y en medio viaje saltó una piedra y rompió el parabrisas. Por supuesto que no me despertó porque obviamente no estaba durmiendo por dos razones. Primero porque so yo, y segundo porque estaba entretenido tratando de no sentirme tan miserable luego de que una intoxicación en la noche anterior que me había hecho vomitar hasta el alma en 3 rounds de 5 golpes cada uno.
Odio viajar en vehículos por la noche...